miércoles, 19 de marzo de 2008

Teruel y el Bombo de Ubé


Rompida de la Hora, en la Plaza del Torico
(actualmente se realiza en la Plaza de la Catedral).
En las mazas, José Ubé y Francisco José Ubé)
Foto: Diario de Teruel

He visto al señor Ubé preparando el equipaje dispuesto a abandonarnos mañana dejándonos solos en el Faro de Leuret. Se marcha a su Teruel del alma para participar en algo curioso y, en su caso, familiar: La rompida de la hora en la semana santa turolense. Y digo familiar porque el enorme bombo que rompe la hora en dicho acto lo fabricó su padre, José Ubé, hace ya catorce años. Antes de que cierre sus maletas rescato de sus anotaciones éstas relativas al Bombo:


Francisco José Ubé, en la Rompida de la Hora de 2005.
La espalda jorobada con el hábito rojo a su espalda,
es la de su hermano, más conocido como el señor Ubé.
(Foto: Javier Atienza)

"Durante trescientos sesenta y cuatro días, con sus respectivas noches, duerme oculto a las miradas de todos en un garaje particular un instrumento asombroso por sus medidas y por su significado. Es un bombo, un bombo de semana santa. Pero no es un bombo cualquiera, no. Éste tiene unas medidas colosales, tremendas: 2,24 m. de diámetro, 1,34 m. de ancho, más de cien metros de cuerda para tensarlo, dos enormes pieles curtidas y tensadas que, en cada uno de sus lados, cubren su superficie y que en algunos puntos llega al centímetro de grosor.


José Ubé, el 19 de marzo de 1994,
con todo dispuesto para la inauguración "oficial" del bombo.
Foto: Javier Atienza / Diario de Teruel.

Ese bombo, que este año descansa un día más gracias a la gracia de ser bisiesto, empieza a despertarse lentamente. Sabe que en unos días, el próximo viernes santo, lo bajarán con mimo a la calle, será colocado en su "peana" a ruedas para que pueda ser llevado a la Plaza de la Catedral de Teruel, ante el estupor de niños, turistas y lugareños. Esperará paciente las 12:30 del mediodía, tensando sus pieles al sol (desde su construcción en 1994 no lo hemos tensado nunca con las cuerdas, y menos mal, porque vaya trabajo que llevaría), limpiando el polvo acumulado, preparando la firma del personaje elegido para dar el primer bombazo que inicie la "Rompida de la Hora"...

Por las calles de Teruel...
(Foto: Natividad González)

Este bombo es fruto del esfuerzo y talento de mi padre, José Ubé, carpintero jubilado, campanero de la Catedral, hombre para todo en procesiones, peanas y "monumentos" de semana santa, y de sus hijos, Francisco José y José Manuel que, con su afición al tambor y al bombo y sus viajes al Bajo Aragón Turolense le indujeron a la "gran prueba": construir un bombo colosal, un bombo guinness, pues así figura en dicho libro, aunque en la categoría hispana, ya que existe uno mayor en Inglaterra pero hecho con parches de plástico (¡¡así cualquiera!!), un bombo que diera proyección a nuestra semana santa, hoy ya Fiesta de Interés Turístico Nacional. También en el proyecto participaron muchos amigos (gracias a los hermanos Rodríguez y Herrero, Javi y Lamberto, y tantos otros) y tras un largo periodo de preparación y construcción en los que su ingenio se puso varias veces a prueba (como cuando tuvo que idear una "piscina" para mojar las pieles curtidas, pieles de más de 2,40 m.) y que acabó en un solo día, el definitivo, el del montaje, emparchando las enormes pieles en los aros que parecían romperse en cualquier momento. Todos a una, poco a poco. Aguantaron. Todo encajó a la perfección, como no podía ser menos de la pericia de José Ubé. No tengo que ser modesto con él, es la verdad.


Últimos retoques al fondo.
José Ubé y José M. Ubé.
(Foto: Francisco José Ubé)


Emparchando la enorme piel.
En la foto Adolfo Rodríguez, Lamberto y el señor Ubé.
Obsérvese, además del tamaño de la piel, la moda del momento (1994)
(Foto: Angélica Morales)

Desde ese año 1994 ya han sido 14 las "rompidas" en sus pieles. Tras el toque inicial, todos pueden tocarlo, hasta el cese de tambores que se produce cuando resuena la enorme matraca de la Catedral. Yo siempre me he encargado de la parte de atrás, quizás la menos aparente pero igual de impresionante. Allí, con mazas pequeñas (es decir, las normales para un bombo corriente de 80 cm), las voy pasando poco a poco a los niños que formarán cola, un año más, para tocar y soltar toda su adrenalina, mientras que al frente, los mayores intentarán aguantar más de diez golpes con las enormes mazas fabricadas ex profeso.

El señor Ubé, en 2005.
(Foto: Javier Atienza)

El viernes santo me tocará de nuevo estar a su lado, de vigilante, esperando que sus pieles resistan y su pulso, como el de un corazón de un ser grandioso y frágil, continúe firme hasta que regresemos con él a la oscuridad del garaje, oculto de nuevo a los ojos de la gente, pensando en lo que el día le ha deparado y cerrando lentamente sus ojos esperando, con la modestia de la genialidad, el nuevo año".

4 comentarios:

  1. ¡Qué romántico se pone usted con la pasión filibustera!
    Parece La Regenta, o en su caso el Regente de un hotelito discreto y montañoso.

    ¡Viva Herodes!

    ¡Arriba Pilatos y los baños termales!

    Saludos de bombo y platillo de lentejas

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  2. Ahora entiendo perfectamente tus "compromisos" con la Semana Santa. El viernes santo me acordaré de ese espectacular bombo y del señor Ubé, con su excusa más que excusada. Enhorabuena a ti y a tu padre.

    ¡Ah! Y felicidades por tu santo, don José.

    Un abrazo,

    Conchi.

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  3. Lo vi por la televisión y me acordé de ti.
    Impresionante, de verdad.
    Tus oídos aguantan tantas horas de ruidos?
    Ya me contarás ké tal te ha ido.
    Cuidate amigo invisible.

    Un beso desde el viento y la lluvia.

    Olga.

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  4. SENOR UBE...QUE MARAVILLOSO...AHORA ENTIENDO...DE TAL PALO?? ...ME HA ENCANTADO ESTO...LO DIFUNDIRE CON SU PERMISO....UN ABRAZO MUY GRANDE DE SU AMIGA QUE LO QUIERE

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