El cuerpo humano (especialmente el femenino) siempre ha sido un reclamo publicitario efectivo. Últimamente veo muy alteradas a las compañías publicitarias mostrándonos tipos deseables y personas con ganas de comer "lo que sea". Con el agricultor de los espárragos Carretilla descubrimos el erotismo con mono y aires campestres. Eso siempre despierta la líbido, junto a la propia forma del espárrago, claro. Eso ha hecho que un clásico como el Capitán Pescanova se renueve. Antes, por si no lo recuerdan, el capitán era el típico vejete de barba blanca, curtido en los siete mares y mil tormentas. Hoy ocupa su puesto su nieto, que parece primo hermano del señor de la carretilla. Hay otros modelos, para todos los gustos del público, como el calvo fortachón pero con cara de buena persona de Don Limpio. Y muchos más. Unos son clásicos como los limpiacristales de Coca cola, otros nuevos pero imitadores (como el de "En casa siempre viene bien un ventero", dicho por la señora de la casa con los labios ardiendo de pasión contenida). Total para un queso. ¿O quieren decir que es que el señor del queso está como un idem?. A veces se cambia el modelo único por un grupo de complacientes sirvientes, que bailan con la señora de la casa, sustituyéndola en la cocina, con la lavadora, y haciéndola disfrutar... bailando. Lo mejor es que el morbo erótico lo ponen, además de ser unos Apolos, guapetones y bien dotados, las profesiones que desempeñan. Y que se quedan a solas con las señoras de la casa cuando ellos se van. Y entonces la imaginación desbordada de ellas pone el puntito. Y con esto dejo yo el puntito final a esta tonta observación televisiva. Pueden añadir ustedes sus comentarios al respecto que serán bien recibidos.
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