He aquí un astro estúpido, que no se cansa de aparecer y desaparecer todos los días, como no me cansaba yo de afeitarme. Me revienta su formalidad, el rigor con que cumple sus deberes de salir a tal hora y ponerse a tal hora, y de enverdecer las plantas todos los años con el mismo verde, como un pintor de inspiración agotada. ¡Y los hombres gastando literatura en cantar al sol! ¡Al sol, padre de las moscas! La verdad es que en los espacios siderales no hay un sistema ni un astro que merezca estimación. Todos tienen espíritu de oficinistas, puntualidad de empleados de banca, seriedad comercial. El universo es la máxima expresión del hastío: es el hastío mismo, señor de la vida.
Siento mas atracción por la luna, no se porque-
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