Ya lo dije hace cinco años: Las cifras redondas atraen mucho. Por eso cumplir 25 años en algo llama
la atención (al menos a mí). Unas bodas de plata, nada menos. Parece que fue ayer cuando un caluroso día
de julio de 1994, justo recién salido de las fiestas de Teruel, entraba a trabajar como interino en la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza,
concretamente en el Servicio Centralizado de Suscripciones de la BUZ,
situado en el todavía no reformado edificio del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza
(foto superior). Aún recuerdo que no sabía ni por dónde tenía que entrar (las imponentes puertas de la entrada principal estaban cerradas) y si ya estaba nervioso por el primer día, imaginen la situación. Ahora todo ha cambiado en el edificio (a mejor, claro) pero el encanto de antes no lo va a volver a tener, incluso entonces la biblioteca funcionaba como biblioteca aunque ahora la sala de lectura es una estupenda sala de exposiciones para los tesoros del patrimonio bibliográfico de nuestra universidad.
8 años después, y tras aprobar las oposiones, me trasladé a Huesca, como director de
la Biblioteca de la Facultad de Empresa y Gestión Pública, también en otro edificio histórico (la antigua Residencia de Niños), antes
de ser reformado parcialmente (parece mi sino), y en la que ya llevo 17
años.
Gracias a todos los estupendos compañeros con los que he
trabajado durante este tiempo (bibliotecarios o no). Sin duda por ellos
ha sido fácil ver cómo han pasado tan rápido estos 25 años.
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