Agradezco el gran detalle que ha tenido, desde Colombia, la Revista Innombrable, de incluirme en una sus entradas en la web.
La Revista, como dice en su página web "es un proyecto artístico y cultural en el que
convergen la poesía, el cuento, el ensayo y el microrrelato con
disciplinas como la fotografía y la ilustración. Surgió en 2008 como una
iniciativa juvenil para generar un espacio alternativo de difusión
poética, una publicación para la participación por medio del arte".
Acompañan a los 6 collages que he enviado para la revista, un maravilloso texto sobre mi obra de Angélica Morales, titulado "El bibliotecario que recorta las nubes", que adjunto aquí:
JOSÉ MANUEL UBÉ, EL BIBLIOTECARIO QUE RECORTA LAS NUBES
La primera vez que José Manuel Ubé me enseñó sus collages, caí fulminada, como si el mismísimo cupido hubiera mordido mi corazón con sus dientes de fuego. Yo tenía 19 años y aún no había empezado a escribir, mis aspiraciones tenían que ver con el teatro. Éramos artistas, jóvenes y temerarios. Años después nos casamos y la poesía quiso venir a mi encuentro. Mientras tanto los collages de Ubé fueron creciendo como hijos vanidosos, como pequeños dioses que claman.
La joya más preciada de este artista son sus tijeras, las mismas que yo
le regalé al inicio de nuestro noviazgo. Ubé trabaja con papel, recorta y
pega a la antigua usanza. Recicla viejas revistas que pide a los amigos
o que nos reservan en el bar donde solemos ir a tomar un café. Donde
cualquiera podría ver una simple imagen, él ve un lienzo, una obra de
arte, un mensaje divino, el grito de los días o la estupidez
intermitente del hombre.
Ubé compone piezas únicas, relámpagos visuales, almas descalzas que se
ponen a caminar por nuestra sangre cuando contemplamos su obra. Aunque
además del collage clásico, también trabaja el arte digital, lo que le
permite un juego mayor y la disposición de un material infinito. En
ambas disciplinas, este artista turolense se mueve como pez en el agua.
Su obra, marcadamente surrealista, se nutre de las viejas vanguardias,
la imaginación, un talento inconmensurable y un gran sentido del humor.
Amante de la belleza y la estética, su arte fluctúa entre la realidad y
el sueño.
Yo no podría pedir un compañero mejor de vida, un artista que sepa
vestir mis versos con tanta intensidad como lo hace José Manuel Ubé.
Porque su arte respira, hiere, araña ferozmente nuestra cotidianidad y
nos transporta a un mundo nuevo. Hay un perfume a fatalidad y hambre en
su obra, es como si cada una de ellas fuese una mujer desnudando su
herida cerca de nuestras pupilas.
El arte de Ubé es un arte de impulso primitivo, que nace de la entraña,
que se pone a brincar sobre nuestra conciencia. Su obra posee una
belleza imperfecta, es un espíritu atormentado que escupe sobre las
cosas comunes. Es esa sombra que nos señala, el miedo abrazando un
paisaje sentimental en mitad de nuestra ropa interior. Ahí está, en su
mirada verde mar, lo terrible, lo sorprendente, lo que no se nombra, la
voz de la imagen, el grito silencioso.
Angélica Morales
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