Cuando pillo un buen domingo, no lo suelto. ¡Tó pa mí!
Los domingos tienen efectos secundarios en cabeza y cuello que a veces pueden durar días o semanas...
-Rosamari, mira a ver quién llamó a la puerta.
-Sí, Marirosi, ya miro yo... ¡Oh no! Es... ¡¡¡Domingo!!!
-¡Cierra, cierra!
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