(Imagen original: Santa Cecilia con Valeriano y Tiburcio. Orazio Gentileschi, 1620)
Cecilia, entusiasta del órgano (musical) y porronista desde que su esposo Valeriano y su "cuñado" Tiburcio (algunas fuentes dicen que no era hermano de Valeriano y era el segundo esposo de Cecilia) la convencieron con malas artes, mantuvo dentro de su alma la fresca pureza del botijo, lo que hizo que Él se apiadara por su fortuna y mandara a un ángel de guardia para darle la iluminación y el botijo, además del recibo de devolución. Sus "esposos", asombrados, se convirtieron también al botijismo, pero fueron capturados y martirizados por los porronistas, junto con la santa.
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