miércoles, 14 de febrero de 2007

Codos





Ni rodillas, ni omóplatos, ni siquiera entrepiernas... Codos. Tampoco hablamos de los codos usados por nuestros bienamados fontaneros. No. Es otro nombre curioso en la toponimia hispana y que conocemos bien por la señal que anuncia dicha localidad desde la carretera Teruel-Zaragoza (N-330, carretera tantas veces transitada por los mendas), tras pasar Daroca y el puerto de Villafeliche. Pertenece a la comarca de Calatayud. Las cabras no están muy unidas a los habitantes del pueblo ya que en sus fiestas de San Blas, los codinos hombres o machos de la cofradía de "Los Blases" matan una cabra y la comen acompañada de judías (se entiende que son legumbres).

Tiene Codos una vega, estrecha pero muy hermosa, con sus huertas y sus campos de frutales bien cuidados. Aguas abajo el cauce de dos arroyuelos se encaja entre las rocas dejando a un lado las ruinas de un viejo molino que cabalga sobre el arco imponente de su único cárcavo y al otro una preciosa capilla, despojada de titular, en un ancho pilar de ladrillo sobre base de mampostería.

La Iglesia de Codos, que está dedicada a la Magdalena, es gótico mudéjar como otras de la zona, y tiene adosada la capilla de la Virgen del Mar. ¿Del mar? Sí, del mar, han oído bien. Ese mar cercano al dios Moncayo, como nombraba Román Ledo en su Montesolo. Mar similar al de Leuret, que sólo lo ven los que lo quieren ver.
Como curiosidad, la piedra diorítica de la estatua del Justicia (monumento al justiciazgo) instalada en Zaragoza fue extraída de su cantera.
Existe en Cádiz un "Rio de los codos". Además contamos con las expresiones: "hablar por los codos" e "hincar los codos".

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