miércoles, 22 de agosto de 2007

Cenicero


Siguiendo por los caminos de esta tierra nuestra encontramos otro nombre curioso, especialmente en las prohibitivas fechas en las que nos ha tocado vivir: Cenicero. Y no es que sus habitantes hayan hecho frente común frente las medidas antitabaquistas, encerrándose en sus muros "viviendo en el cenicero". el nombre de Cenicero, población de La Rioja Media, al parecer puede proceder de las cenizas que dejaban los pastores durante sus estancias invernales en la zona, o por las que se producían al elaborar carbón vegetal con las abundantes carrascas y encinas de los alrededores.

Entre los hechos históricos protagonizados por los cenicerenses, destaca la defensa de los ataques de los carlistas en 1834 (dirigidos por el propio Zumalacárregui que dijo: "Bien merecen estos valientes ser premiados, si cosa mía fuera no echaría en olvido su heroicidad"), refugiados "los urbanos" en la torre de la Iglesia. Tras la victoria de Espartero sobre los carlistas en Peñacerrada (1838), la ciudad le agasajó con grandes fiestas y un arco conmemorativo. La defensa de la ciudad se conmemoró en 1887 con una Estatua de la Libertad (réplica de la de Nueva York, sí, sí. ¿Quién dijo que nunca se lleva uno sorpresas viajando?). Durante la dictadura franquista se eliminó, pero ha vuelto a ser colocada con el regreso de la democracia en 1976. Fue restaurada con motivo de su centenario en 1997. La original (de hierro) se guarda en la Casa de Cultura. También la localidad está marcada por la tragedia ferroviaria de 1904 en Torremontalbo, en la que murieron cerca de cincuenta personas y en la que la población se volcó en su ayuda, siendo reconocida por Alfonso XIII con el título de ciudad.


En 1904 Mariano de Cavia expresó toda su admiración por esta Ciudad con las siguientes palabras:

Al pasar por Cenicero

Hay que quitarse el sombrero

Ésta es tierra de buen vino (Bodegas Riojanas, Marqués de Cáceres, Bodegas Lagunillas, tonelerías y corchos...) y buenos productos agrícolas. Muchas de sus casas son en realidad "casas-bodega" en cuyo subsuelo se encontraría la "cueva o el calao" en la que se guardarían las cubas. Hoy se utilizan como lugares de reunión y en las fiestas se sirve "zurracapote" a los visitantes.

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