André Brancart, ingeniero de caminos, puertos, puentes y tirolinas y Subdirector de la Dirección General de Patentes Patentadas de Francia, predice a un público incrédulo en la temprana fecha de 1963 la próxima llegada del desinventor.
El desinventor ya está entre nosotros. Lo que se anunciaba en círculos científicos como la plaga más terrible de la humanidad en el siglo XXI es ya una realidad. Aunque el resto de mortales apenas lo hemos notado, pronto veremos sus efectos. En efecto, Él (el desinventor), tras su anónima infancia y su más anónima adolescencia, ha empezado a desinventar desde el pasado jueves. Alguno dirá que lo que ha hecho no es cosa del otro jueves y tendrán razón, porque no es del otro sino cosa de éste jueves.
El desinventor ha querido probar su fuerza con algo pequeño, pero de efectos brutales. Ha desinventado la televisión. No sabemos si su intención con este primer gesto es benéfica o maléfica. El caso es que desde el jueves no hay tele y el mundo sigue girando, sale el sol todas las mañanas que sale y se pone cuando se pone.
Como decíamos, no sabemos cuáles son las intenciones del desinventor. Si piensa desinventar todo lo inventado o va a seleccionar lo que desea desinventar. Tampoco sabemos si lo hace con algún plan determinado o actúa por impulsos.
El cuartel general antidesinventor se ha instalado en el Centro Nacional de Patentes Las mías. Allí están reunidos los mejores inventores del planeta, tomando cafés y bollos suizos, intentando dominar el monstruo que anda suelto. ¿Lo conseguirán? No se pierdan las próximas noticias sobre el desinventor (ahora ya no disponible en televisión) .
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