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lunes, 15 de julio de 2024

30 años en la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza

 


Ya lo dije hace cinco años (y me vuelvo a repetir ahora): Las cifras redondas atraen mucho. Y hoy ya son 30 (¡30!), los años del señor Ubé en la Universidad de Zaragoza, en su Biblioteca.
 
Repito (más o menos) lo que dije hace 5 años, porque soy 5 años más perezoso que entonces (más o menos): 
 
Parece que fue ayer cuando un caluroso día de julio de 1994, justo recién salido de las fiestas de Teruel, entraba a trabajar como interino en la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza, concretamente en el Servicio Centralizado de Suscripciones de la BUZ, situado en el todavía no reformado edificio del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza (foto superior). 
 
Aún recuerdo que no sabía ni por dónde tenía que entrar (las imponentes puertas de la entrada principal estaban cerradas) y si ya estaba nervioso por el primer día, imaginen la situación. Ahora todo ha cambiado en el edificio (a mejor, claro) pero el encanto de antes no lo va a volver a tener, incluso entonces la biblioteca funcionaba como biblioteca aunque ahora la sala de lectura es una estupenda sala de exposiciones para los tesoros del patrimonio bibliográfico de nuestra universidad.

8 años después, y tras aprobar la oposición reglamentaria, me trasladé a Huesca, como director de la Biblioteca de la Facultad de Empresa y Gestión Pública (entonces Escuela Universitaria de Estudios Empresariales), situada también en otro edificio histórico (la antigua Residencia de Niños). 
 
Como lo que me ocurrió en el Paraninfo, cuando llegué todavía no había sido reformado (parece mi sino). Ahora tenemos encima la tormenta de una nueva reforma que conlleva el traslado de los fondos de la biblioteca ubicados en la zona antigua del edificio. Allí se alojarán los estudios de medicina. 
 
En definitiva, 22 años en Huesca que, vistos a vuelo de buitre o grulla, tienen muchas más luces que sombras.

Y repito como hace cinco años mi agradecimiento a todas las personas con las que he trabajado durante este tiempo (bibliotecarias o no). Sin duda por ellas ha sido fácil ver cómo han pasado tan rápido estos 25... digo 30 (¡30!) años.

lunes, 21 de diciembre de 2009

La que se avecina...



Por el futuro de la Universidad Pública en Aragón... ¡Feliz 2010!

(brinden con agua de la fuente, no hay para más)

jueves, 29 de mayo de 2008

Escuela, instituto, universidad...

Cansado en el salón del Faro (tenemos salón, saloon, y jail, no se crean) y algo aburrido, todo hay que decirlo, he pensado en recoger algunas imágenes de mis años de estudiante, pero no propias, sino de los edificios en los que pasé aquellos años de risas, lloros, aburrimiento, vencejos, pantalones cortos, juegos de canicas, amigos, etc, etc. Son sólo las imágenes. Tal vez algún día haga una especie de repaso bloguero a todas aquellas épocas del siglo pasado. Y lo de siglo pasado lo digo con propiedad, no hay error.


Colegio Público Juan Espinal (Teruel)

En este colegio (levantado tras la guerra civil ya que esa zona de la ciudad fue devastada) pasé toda la antigua EGB (creo que hasta 1978). Son los años en blanco y negro. Recuerdo que la muerte de Franco me pilló en allí y disfruté de lo lindo... con tantos días que nos dieron de vacaciones. Allí estaban los retratos de Franco y José Antonio, el póster de las últimas palabras del dictador a los españoles, profes de la vieja guardia y que todavía te zumbaban con la regla (o incluso con el cinto), profes en prácticas con pantalones de campana y aires nuevos, buenos momentos en el pasillo cuando nos echaban castigados, primeros pitillos (yo no pude con ellos desde el principio, eso que me ahorré), confesiones generales los miércoles de ceniza y ¡por fin! las clases mixtas (una revolución). En fín. Ya os contaré otro día porque los recuerdos de esta escuela son interminables y, para mí, imprescindibles.


Instituto de Enseñanza Media "Ibáñez Martín" de Teruel
(actualmente Instituto "Vega del Turia")

Tras la EGB pasábamos a BUP: el Instituto (1978-1983). Ya éramos mayores y nos mezclábamos con gente de otras escuelas. El Instituto Ibáñez Martín era otro monumental (aunque poco práctico) edificio construido tras la guerra. Llevaba el nombre del turolense que fuera ministro de Educación con Franco. Por eso hoy, y tras largos años de debates, se la ha cambiado el nombre por el menos polémico de "Vega del Turia". Realmente tendría que haber llevado el nombre de la gran figura del republicanismo español del XIX Víctor Pruneda, pero se ve que el horno todavía no está para bollos. Allí desperté a la política, al sexo, a las borracheras, a la literatura, al arte... Vamos, que me desperté a lo bestia, vaya. Pasamos también allí el golpe de Tejero en el 81, los mundiales del 82 (¿Qué fue de Naranjito?) y la victoria socialista de Felipe. Uf, ahora que lo cuento parece que han pasado siglos (bueno, en plural no, pero uno sí que ha pasado).


Colegio Universitario de Teruel,
actualmente Colegio Público Ensanche.
(Lo siento, pero no he encontrado una foto mejor)

Tras el COU y el odioso examen de la selectividad, seguimos "madurando" en la Universidad. De momento tres años en Teruel (1983-1986), en el antiguo Colegio Universitario que compartía local con un colegio público. No sé quién era más malo, o los niños del colegio o los universitarios. En fin. Ahora Teruel ya cuenta con edificios propios para "su" universidad, campus, etc, pero en aquella época era todo como muy de estar en familia. Ah, se me olvidaba, allí se impartía el primer ciclo de Geografía de Historia, que fue lo que elegí. Después había que elegir especialidad y marcharse a Zaragoza. Pero eso es otra historia (en mi caso contemporánea).


Facultad de Filosofía y Letras (Zaragoza)

Y para concluir la etapa universitaria, había que ir obligatoriamente a Zaragoza (1986-1988). Y así salir del cascarón turolense. 1987 fue el año de la gran huelga estudiantil (más de tres meses de paro). Años de viajes, fiestas con los amigos, dudas existenciales, etapas de aislamiento y depresión, momentos felices... En fin, la vida misma. Y con esto concluyo el repaso gráfico a los edificios que marcaron mi vida como estudiante. ¡Como os pille...! De la laboral, hablaremos la semana que me dé la gana, ea.



martes, 29 de abril de 2008

¿Democracia? A mi manera...


Candidatos a rector de la Universidad de Zaragoza: Rafael Navarro y Manuel López


Hoy votamos en la Universidad de Zaragoza por el nuevo Jefe Supremo que ha de llevarnos (de la mano o a garrotazos) al famoso "Nuevo Espacio Europeo de Educación Superior". Los votos del personal de administración y servicios (PAS), entre los que se encuentra este humilde bibliotecario, tienen menos valor que una casa en venta hoy en día. Os copio el comunicado de uno de los grupos representantes del PAS (LA ALGARA) para que veáis que en la Universidad la democracia nos la tomanos (pongan voz de "La Voz", o sea, Sinatra) "a mi maneraaaaaaaaaaaaa":


Anacronismo universitario

Podría pasar: este rector, u otro en el futuro, podría salir elegido con menos votos que su adversario. Es la consecuencia de un sistema electoral que eufemísticamente se define como "sufragio universal ponderado", aunque mejor debiera decirse sufragio desigual (o democracia estamental, u oligarquía maquillada,?) Lo explicamos: de un censo total de más de 36.000 votantes, 1.620 (los profesores doctores permanentes) atesoran el 53% de los votos, convertidos en una especie de latifundistas electorales. Aunque nos consta que buena parte de ellos no están de acuerdo en ese papel que la ley les marca. En el resto, condenados al minifundio democrático, también hay diferencias, pues otros estamentos (los profesores "de menor alcurnia", personal de administración y servicios y estudiantes) - se reparten el resto de forma desigual. Evidentemente se trata de un anacronismo de tufillo clasista, herencia de otros tiempos, que afecta a todas las universidades por tener su origen en la LOU, ley aprobada por el PP, reformada por el PSOE, y no cuestionada por los rectores. Al menos que sepamos.
Parece pues que el "talante" se acabó antes de llegar a legislar sobre la universidad.
¿Y qué justifica esto? Pues realmente pensamos que nada, salvo la voluntad de algunos sectores de no perder el control de la institución.
¿Qué hace a una persona distinta de otra en derechos? Se puede discutir si ha de haber diferencia en función de si la vinculación a la universidad es permanente o no; pega que siempre se nos pone en relación a los estudiantes cuando planteamos esta cuestión. Pero ¿y en el resto? Para los más elitistas diremos que hay gente tan lista en uno como en otro sector, y hasta tan formada, y, por supuesto, que aporta tanto a esta casa, sea PAS o docente. ¿Por qué el voto del director de la Biblioteca Universitaria, la más grande de Aragón, ha de valer menos que la de un profe de biblioteconomía? ¿Y por qué la de una profesora de inglés del Centro de Lenguas Modernas, que es PAS por elección, ha de valer nada al lado de su colega que enseña esa lengua en la Facultad de Educación? ¿Por qué vale tan poco el de la jefa de prensa, y tanto el del que enseña comunicación? ¿Qué pasa con el responsable de informática frente a su antiguo compa de clase que da introducción a la idem? Y, señores López, Navarro, o Pétriz ¿pueden explicarnos por qué su voto vale muchísimo más que el de cualquiera que trabaja en una conserjería?

La universidad que debe innovar y abrir camino a la sociedad estará imposibilitada para hacerlo si se queda tan tan lejos de la sensibilidad social en aspectos tan básicos como la democracia. Y si aún hay quien se cree de una casta superior no debiera tener cabida en una universidad que aspira a servir a una sociedad que queremos abierta, plural e igualitaria. Resolver esto ha de ser tarea en la que debe implicarse el rector electo -escribimos estas notas sin que se haya votado todavía-. ¿O tendrá que surgir un movimiento por los derechos civiles dentro de tan sabia institución?