En la primera versión del célebre cuadro de Bartolomeo Manfredi (1582-1622) "Marte castigando a Cupido", aparecía la verdadera causa del furor divino. El dios Cupido es un niño travieso que no hace más que disparar, al azar y distraído, sus arrebatadoras e hirientes flechas amorosas y demoledoras. En una de esas se cargó el botijo marciano, por lo que recibió una contundente reprimenda, pese a que el pobre Cupido sólo obedecía a a su propia e inevitable naturaleza.
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