La cruel Ms. Anna Conda gustaba de hacer sufrir a los pobres botijillos cautivos en peceras, con sus técnicas de excitación/asfixia/excitación. Nunca nadie pudo detenerla por estas actividades, principalmente porque las usaba contra los incautos policías que querían prenderla.
Imagen original: Das Goldfisch-Glas, 1905 by Pierre Dubreuil
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