Sigue el aguacero y las olas de seis metros en el Cabo, este estrecho pasadizo que no logramos atravesar.
Nuestro Sr. Botijo nos envía una nueva muestra de sus experimentos científicos, indudablemente inhumanos.
La tormenta arrecia y me siento mejor, obviamente. En el camarote me he fijado que uno de los lienzos baratos que lo adornan es justamente el Cabo.
Juraría que cuando llegamos a las costas de Arrecife era una imagen de allí. Tendré que darle la vuelta al cuadro para ver cómo funciona o si es la locura la que ordena mi cerebro.
La basura se acumula en el barco a la espera de llegar a algún puerto acogedor en Chile. Basura diaria como la que recibo en mi correo y que mi ayuda de cámara cibernético se encarga de recoger. Estas son sus palabras grabadas de hoy:
"Estimado usuario
Esta es la relacion de mensajes (102) destinados a usted que han sido identificados
como spam en las ultimas 24 horas y enviados a la carpeta de cuarentena..."
Y así todos los días. Cansancio. Cielo gris. ruido de tormenta. Agradable, sin duda.
Por último una pequeña muestra de lo que no se debe hacer en la oficina. El grumete Sebastián graba cosas extrañas en su ordenador, sin duda. (ver vídeo)
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