viernes, 20 de julio de 2007

Manolo Escobar




No, no crean que voy a ponerme nostálgico, melodramático, épico, gramático o peripatético. Si saco a Manolo Escobar de la invisibilidad cultural es precisamente por ser uno de los mejores coleccionistas privados de arte contemporáneo de este país tan dado al griterío, a la vulgaridad y a la envidia malsana. De Manolo Escobar me sabía todas sus canciones de finales de los 60 y de los años 70 porque mi madre tenía predilección por él (aunque su preferido era y es Antonio Molina) y ponía sus casetes constantemente. Por eso recuerdo que nadie encontró al que le robó el carro, que a su novia le gustaba ponerse minifalda para ir a los toros (¿¿¡¡¡!!!??), que España vivía porque se oía cierto cantar que así lo proclamaba... En fin, recuerdos de pantalón corto y merienda de nocilla.

Ahora mismo se exponen en el Monasterio de Veruela (hasta el 2 de septiembre) una pequeña selección de las más de 2000 piezas de su colección y que suponen una excepcional muestra de lo sucedido en el arte desde los setenta hasta la actualidad. Para el señor Escobar es "un vicio". Ya me gustaría que muchos que van de intelectualoides y famosean como pavitos reales hicieran algo mínimamente parecido por cualquier forma de cultura o de solidaridad con otros desfavorecidos.

Nada, que hoy me he levantado zumbón (y negrito, se notan las horas pasadas en la playa de Las Arenas de Valencia). Será que se me terminan las vacaciones y me está entrando un no sé qué por un no sé dónde.

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