Comienzo la sección del recuerdo con los personajes de los tebeos de la infancia y lo hago con uno de mis preferidos (aunque les parezca raro): Don Berrinche. Quizás sea porque me recuerda mi estado de ánimo en muchas ocasiones. Creado por José Peñarroya en 1948 (al igual que Gordito Relleno), era un misántropo de tomo y lomo con pimientos. Símbolo del descontento social, eterno cabreado, siempre vestía de luto riguroso, caminaba deprisa mordiendo un puro y llevaba una porra con un clavo en la punta para calmar su ansiedad en la cabeza de algún despistado. Aparecía en los tebeos "Pulgarcito" y "DDT" (de Bruguera). Para muchos es la representación del español más deplorable: intrasingente, adicto al inmovilismo, matón... José Peñarroya (republicano) burlaba así a la censura para mostrar la realidad de la España fascista; para otros es una actitud de mal genio ante la vida, un "berrinche" de impotencia ante la dura vida cotidiana.
Citando a J. A. Ramírez, D. Berrinche “es una de las series mejor compuestas y narradas de Peñarroya, con un número notable de hallazgos gráficosa base de espirales, estrellitas, y líneas curvas que indican movimientos, estados de ánimo,y hasta las cualidades de las cosas”.Y, en cuanto al lenguaje, “inventa toda una fraseología sustitutiva de los consabidos tacos, la cual, durante una época, calaría hondo en muchos lectores:”
“Nitroglicerina y retropropulsión!” “Vendetta y carcoma!”... “trolebuses y filibusteros!”....”Si usted, enclenque empleadillo, me dice que no, le pulverizo!
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