Hoy he descubierto que nuestro inefable hombrecillo, de edad indefinida pero con semajanza a Edadepiedrix, ha donado su colección de películas de arte y ensayo (privado) a una Academia de Cine en Salt Lake City. Gracias a eso nuestro velero Leuret navega más ligero camino al Cabo de Palos (los que nos vamos a llevar).
Vean algunas de las carátulas de esas joyas del celuloide (siempre me ha encantado esa palabra: "celuloide", y todas las que acaban en oide como androide y... uy, ya no se me ocurren más).
Vean algunas de las carátulas de esas joyas del celuloide (siempre me ha encantado esa palabra: "celuloide", y todas las que acaban en oide como androide y... uy, ya no se me ocurren más).
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