“Piel de lagarta”
Publicado por Amadeo para el blog de la Asociación Aragonesa de Escritores el 21 de Septiembrede 2007
Piel de lagarta, Angélica Morales
Editorial Certeza, Col. Cantela,
Zaragoza, 2007, 123 págs.
Óscar Sipán
“Quedaban doce horas para el fin del mundo y yo todavía no había hecho la maleta”. Así arranca El cielo de mi pensamiento, uno de los dieciséis cuentos de zapatos, gatos, esquelas, teatro o pelmazos que componen ese gran fresco que es Piel de lagarta. Decía Horacio Quiroga que en un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la misma importancia que las tres últimas. Y eso sucede en este libro publicado en la colección Cantela. Cantela es la voz popular aragonesa que alude a los cuentos, leyendas, comentarios y relatos en general. Cantela da también nombre a una colección literaria en Libros Certeza, cuyo propósito es ofrecer a los lectores las creaciones de autores contemporáneos que cultivan la narración de este tipo.
Angélica Morales juega con la realidad como los vigilantes nocturnos de un museo con las piezas sin catalogar. En un reino de medias y botines, de sandalias y tacones afilados, esta turolense afincada –que no varada- en Huesca, demuestra un dominio prodigioso del diálogo (“te cambio mis alas por tus cadenas”), de la frase contundente (“una mujer como dios manda tiene la obligación de anunciarse a la vida con un par de zapatos bajo el brazo”), de la descripción (“Andaba descalza, con el cabello revuelto y una legaña en su ojo izquierdo”), de la reflexión sentimental (“Mi memoria es tan ancha como tus caderas”) o del erotismo reposado (“Es excitante la visión de una mujer desnuda y bien calzada”).
El mundo, sazonado por el azar o dios o el empuje de nuestros zapatos, es un lugar muy extraño. Subiendo en el ascensor equivocado, tal y como le sucede al personaje de Un viaje por tus zapatos, podemos llegar a la consulta de un psiquiatra especializado en esquizofrenia. Y allí, como en los cuentos de Millás, todo se complica. Estas historias navajazo demuestran que el cuento no es, tal y como lo consideran algunos, un género menor ni un banco de pruebas para la novela. El buen cuento tiene la intensidad del beso en el andén antes de partir a la guerra.
“Los tacones altos son orgullo y privilegio, la llave maestra de la decadencia” (Karen Heller). Bienvenidos a la decadencia plagada de hallazgos de Angélica Morales.
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