"Y aún te espero", collage de Ubé (2007)
"...Y ahora miro cansado los pinos que rodean la terraza. El viento lanza tenues lamentos que hacen de música de fondo. Veo a lo lejos el viaducto, las torres, los coches, las rojas montañas turolenses y pienso en la suerte que he tenido por nacer aquí, en este prodigio de ciudad encantada que está como encerrada en una cúpula de telarañas y moho. Pienso en la suerte de haber nacido en el viejo Teruel y no en el nuevo, lleno de casas impersonales y gentes desconocidas. Pienso en los veranos pasados en el Pinar, los juegos infantiles que aún conservo, la dulce mirada a los pajares lejanos."
(Diario de un hombre gris marengo, Teruel, 31 de agosto de 1983)
"Hoy más nos valía meternos en la habitación. Las hojas del diario están frías como témpanos. Hoy hace frío y me siento frío. El sol irónicamente sale con paso orgulloso e inútil. La luna desde la cumbre se ríe de él. Un gallo canta. Canta de nuevo. A lo lejos se oye el tañir del campanico de las diez. Vuelve a cantar. Se oyen los coches a lo lejos. La campana se calla y se oye al gallo. El viento aulla más fuerte. Una nueva campana se suma al concierto, rápida y brillante. Es mecánica. El tren añade sus notas graves desfasadas. Ahora domina el viento que taladra el espacio. Se calla. Vuelve a empezar. Una nueva campana. Son las diez. El gallo canta. Los coches circulan, el tren se marcha y el viento se queda. Veo la tormenta acercándose por los montes más altos. Es como un ejército avanzando hacia la indefensa ciudad. El viento chilla. Abajo una escoba me dice que tendré que ir a barrer el patio. El sol se esconde con vergüenza y mira entre las nubes. Tengo carne de gallina. El viento me mató.
(Diario de un hombre gris marengo, Teruel, 16 de septiembre de 1983)
A las 11:35 de hoy he visto el primer vencejo de la primavera. Volaba alto y apenas si planeaba. Desapareció en pocos segundos.
(Diario de un hombre gris marengo, Teruel, 30 de marzo de 1984)
(Diario de un hombre gris marengo, Teruel, 31 de agosto de 1983)
"Hoy más nos valía meternos en la habitación. Las hojas del diario están frías como témpanos. Hoy hace frío y me siento frío. El sol irónicamente sale con paso orgulloso e inútil. La luna desde la cumbre se ríe de él. Un gallo canta. Canta de nuevo. A lo lejos se oye el tañir del campanico de las diez. Vuelve a cantar. Se oyen los coches a lo lejos. La campana se calla y se oye al gallo. El viento aulla más fuerte. Una nueva campana se suma al concierto, rápida y brillante. Es mecánica. El tren añade sus notas graves desfasadas. Ahora domina el viento que taladra el espacio. Se calla. Vuelve a empezar. Una nueva campana. Son las diez. El gallo canta. Los coches circulan, el tren se marcha y el viento se queda. Veo la tormenta acercándose por los montes más altos. Es como un ejército avanzando hacia la indefensa ciudad. El viento chilla. Abajo una escoba me dice que tendré que ir a barrer el patio. El sol se esconde con vergüenza y mira entre las nubes. Tengo carne de gallina. El viento me mató.
(Diario de un hombre gris marengo, Teruel, 16 de septiembre de 1983)
A las 11:35 de hoy he visto el primer vencejo de la primavera. Volaba alto y apenas si planeaba. Desapareció en pocos segundos.
(Diario de un hombre gris marengo, Teruel, 30 de marzo de 1984)
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