Heraldo de Aragón, 10/05/07. E. P./ R. C. L. Zaragoza |
El Departamento de Educación, Cultura y Deportes de la DGA se está planteando poner término al Centro Dramático de Aragón (CDA). Las razones parece que son varias; una de ellas, quizá, el déficit de 932.408 euros que arrojó este organismo durante el ejercicio de 2006. Y es que ni el año pasado ni éste han sido buenos para el CDA, una empresa pública que se creó en 2002 para fomentar las producciones aragonesas y la actividad de los profesionales del sector. Las protestas de los actores, que lo acusaban de discriminar a las mujeres en sus producciones y de reducir su estabilidad laboral con contratos de menor duración (de seis meses se ha pasado a tres), han concluido con la cancelación definitiva de la obra "El dragón". El resto de producciones, tanto propias como en compañía de otros, salvo alguna excepción como "Ojalá estuvierais muertos", con El Gato Negro, no han sido precisamente un éxito ni de taquilla ni de crítica.
Fuentes próximas al CDA han reconocido que se han iniciado consultas con miembros del consejo asesor para valorar la posibilidad de crear un instituto aragonés del teatro, que sustituiría al CDA y se ocuparía de la gestión de ayudas económicas y la producción de iniciativas de formación.
El actual director del CDA, Javier Brun, matiza que aún es pronto para hablar de cambios, "pero sí que se ha iniciado cierta reforma del modelo, dirigida a la descentralización de las propuestas de danza y teatro, y a dar mayor movilidad a los artistas".
Para Brun, "un instituto aragonés de teatro sería una buena solución. Pero hay que hacer consultas. A veces se adoptan iniciativas con buena voluntad, pero el modelo puede llegar a pervertirse. Estamos haciendo un estudio del sector en colaboración con la Universidad de Zaragoza, y también un estudio de las demandas que existen por parte del público. Necesitamos ver si el CDA es la estructura más adecuada para dar solución a los problemas que habría que solventar. Pero no queremos dar un paso al frente sin una base académica, de ahí la colaboración con la Universidad. Es una decisión que corresponde a los políticos".
Respecto a los rumores que hablan de la marcha de Javier Brun del CDA, éste no aclara gran cosa: "Siempre he dicho que mi paso por aquí sería algo transitorio".
Más ambigua aún se mostraba la directora general de Cultura, Pilar Navarrete, quien por un lado aseguró que en estos momentos su Departamento no se está planteando ninguna reestructuración del CDA, para apostillar que "es cierto que tendremos que hacer algunas reflexiones que aún no hemos hecho, pero no nos planteamos hacerlas a unos días de las elecciones". Según Navarrete, no tiene sentido ponerse a hacer análisis de este tipo en estos momentos, aunque considera lógico que más adelante sí se aborde el tema del funcionamiento y los resultados del CDA, puesto que es un centro que ya lleva un tiempo en marcha y es preciso evaluar su actividad desde su creación.
Con todo, Brun afirma sentirse satisfecho de lo conseguido durante su gestión al frente del CDA, si bien reconoce que fue imposible "acercar las posturas de los actores y actrices para realizar ´El dragón`. Pero ha habido producciones que han funcionado bien, como ´Tesorina`, con 17 representaciones. Otras no, pero yo creo que un espectáculo tiene tres años de vida y algunos aún pueden dar sorpresas. A la hora de aceptar la coproducción de un proyecto, tenemos en cuenta su movilidad, pero también tendemos a respaldar los que son menos comerciales".
Y Brun concluye con una sentencia de tintes proféticos: "Siempre hay que cambiar las cosas. Y el inicio de legislatura es un buen momento para tomar decisiones".
Fuentes próximas al CDA han reconocido que se han iniciado consultas con miembros del consejo asesor para valorar la posibilidad de crear un instituto aragonés del teatro, que sustituiría al CDA y se ocuparía de la gestión de ayudas económicas y la producción de iniciativas de formación.
El actual director del CDA, Javier Brun, matiza que aún es pronto para hablar de cambios, "pero sí que se ha iniciado cierta reforma del modelo, dirigida a la descentralización de las propuestas de danza y teatro, y a dar mayor movilidad a los artistas".
Para Brun, "un instituto aragonés de teatro sería una buena solución. Pero hay que hacer consultas. A veces se adoptan iniciativas con buena voluntad, pero el modelo puede llegar a pervertirse. Estamos haciendo un estudio del sector en colaboración con la Universidad de Zaragoza, y también un estudio de las demandas que existen por parte del público. Necesitamos ver si el CDA es la estructura más adecuada para dar solución a los problemas que habría que solventar. Pero no queremos dar un paso al frente sin una base académica, de ahí la colaboración con la Universidad. Es una decisión que corresponde a los políticos".
Respecto a los rumores que hablan de la marcha de Javier Brun del CDA, éste no aclara gran cosa: "Siempre he dicho que mi paso por aquí sería algo transitorio".
Más ambigua aún se mostraba la directora general de Cultura, Pilar Navarrete, quien por un lado aseguró que en estos momentos su Departamento no se está planteando ninguna reestructuración del CDA, para apostillar que "es cierto que tendremos que hacer algunas reflexiones que aún no hemos hecho, pero no nos planteamos hacerlas a unos días de las elecciones". Según Navarrete, no tiene sentido ponerse a hacer análisis de este tipo en estos momentos, aunque considera lógico que más adelante sí se aborde el tema del funcionamiento y los resultados del CDA, puesto que es un centro que ya lleva un tiempo en marcha y es preciso evaluar su actividad desde su creación.
Con todo, Brun afirma sentirse satisfecho de lo conseguido durante su gestión al frente del CDA, si bien reconoce que fue imposible "acercar las posturas de los actores y actrices para realizar ´El dragón`. Pero ha habido producciones que han funcionado bien, como ´Tesorina`, con 17 representaciones. Otras no, pero yo creo que un espectáculo tiene tres años de vida y algunos aún pueden dar sorpresas. A la hora de aceptar la coproducción de un proyecto, tenemos en cuenta su movilidad, pero también tendemos a respaldar los que son menos comerciales".
Y Brun concluye con una sentencia de tintes proféticos: "Siempre hay que cambiar las cosas. Y el inicio de legislatura es un buen momento para tomar decisiones".
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