Hay que mostrarse humilde (en ocasiones) y decir las cosas por su nombre: somos incapaces de hacer muchas cosas. Hoy sólo pongo un ejemplo: ese diabólico invento del cubo de Rubbik que amenazó la mente de tantos jóvenes de los años ochenta poco preparados para este tipo de actividad frenética cerebro-espacial. Yo en aquella época de hombreras y buena música, como mucho me defendía bastante bien con las maquinetas (especialmente matar marcianos en "Galaxian"), pero poco más. Nunca pude con el cubo. Y dicen que es tan fácil que hasta una niña de tres años lo haría en menos de dos minutos. ¡Ja! Pues que traigan a una niña de tres años y lo demuestre (utilizo aquí una treta marxista)...
Vaya... pues tenían razón. ¡¡114 segundos!! ¡¡una niña de tres años!! Está claro que yo necesitaría 114 años para hacer algo así, y a lo mejor me saldría de casualidad cuando esté aquejado por el tembleque de la edad.
A esa niña la han entrenado desde el útero para hacer eso.
ResponderEliminarNosotros somos españoles, no chinos.
Se nos entrena para la picaresca, no para hacer el tonto, jajaja.
El pícaro bueno fue Rubik, que con el dichoso cubo se hizo de oro.
A mi siempre me gustó más el asobine, comer y ver la tele, que ponerme retos, pues desde pequeño he sabido instintivamente que los retos son trampas del destino para hacernos desgraciados...
Póngame a los pies de su señora,
M.